La comunidad de Chiquihuite

*Un grupo de jóvenes luchan por el legado que dejaron forjado sus antepasados en San Francisco Totimehuacan

Jaime Carrera

Puebla, Pue.- Al sur de la ciudad de Puebla, en una junta auxiliar enmarcada por el cerro del Chiquihuite, un ex convento, vestigios de una zona arqueológica y mucha historia, hay un grupo de jóvenes universitarios que se levantan todos los días para continuar con sus estudios con clases a distancia y realizar labores del hogar, pero también para generar comunidad entre vecinos.

Con apenas cuatro meses con presencia en redes sociales, la fundación Chiquihuite ha logrado cosas importantes: conectar a niñas, niños y adultos con su historia, con el legado que dejaron forjado sus antepasados en San Francisco Totimehuacan, donde 17 jóvenes viven su vida como cualquier persona de su edad, sin dejar a un lado un propósito: reforzar una identidad.

Todo comenzó en diciembre de 2020, después de nueve meses de contingencia sanitaria los problemas de aprovechamiento académico se arreciaban en la junta auxiliar y ese fue el parteaguas para que María del Carmen García, junto con un grupo de amigos, pensara en hacer algo por su comunidad: brindar asesoría y apoyo a los más pequeños en su ciclo escolar.

En un inicio fue Carmen, después se unió su mejor amiga Estrella, más tarde Edmundo y su hermano Omar, pero también Luis Ángel, Román, Daniel y más jóvenes que decidieron aportar un granito de arena a su comunidad, uno de las demarcaciones de mayor historia en Puebla, la cual, existe, incluso, mucho antes que la misma ciudad que ahora se conoce como capital.

“Les platiqué a mis amigos qué es lo que quería hacer con las asesorías a los niños del pueblo, y entonces ellos dijeron que este proyecto daba para más, dijimos vamos a ver, y concluimos que podíamos difundir la historia de Totimehuacan, nos empezamos a envolver y empezamos a buscar más jóvenes, y así se fueron acercando”, narra Carmen a Identidad Puebla.

En ese mismo sitio, en donde transitaron mamuts y otros animales que hoy sólo se conocen a través de imágenes, hoy este grupo de jóvenes con la fundación Chiquihuite comienza a formar su propia historia y legado, al acompañar a toda la gente de su entorno próximo a no olvidar la importancia que tiene San Francisco Totimehuacan para Puebla y México.

“Es mostrar un simbolismo de nuestro pueblo, algo muy importante para la cuestión religiosa y hasta cultural y geográfica para ubicar a Totimehuacan. La historia y de los sucesos históricos que han pasado en el cerro”, agrega Edmundo Silva, quien tiene un profundo amor por su pueblo y tiene claro el sentido de identidad que se debe generar en torno al lugar.

No había mejor manera de nombrar a la fundación que como el cerro en forma de cesto o canasta: un chiquihuite, en cuya punta se aprecia una panorámica inigualable de la capital, y en donde se puede conocer más sobre la zona arqueológica Tepalcayotl y el exconvento franciscano, cuenta Luis Ángel Gómez, originario de uno de los siete barrios que integran a Totimehuacan.

“Nuestros proyectos han sido a través del exconvento, en donde hacemos los eventos de la fundación, hemos recibido apoyo de la sociedad, organismos externos y planeamos llegar a otras juntas auxiliares cercanas para que conozcan la fundación de sus pueblos”, añade Román Balderas, quien invitó a los poblanos a conocer a fondo la historia de San Francisco.

Hoy no hay límites para un grupo de jóvenes ávidos de difundir su pasado y cómo sus ancestros se asentaron en el milenario pueblo de Totimehuacan, pero también buscan contribuir a la reforestación, al cuidado del medio ambiente y los espacios públicos, así como fomentar un respeto por ese gran cerro que los custodia y vigila desde que tienen memoria.

“Vamos a hacer también talleres de música, baile, danza, eso es importante aquí, porque yo de pequeño no tenía los recursos para estudiar música, entonces esto ayudaría a impulsar nuevos talentos, y por ejemplo que los niños vean que son buenos para la danza, la música, la historia, lo que les gusta”, concluye Daniel de Jesús Serrano, joven con ganas de trascender.

 

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